En esta sesión en clase hizo grupos de tres personas
donde una hizo narración con libro, otra hizo lectura y por último yo hice
cuentacuentos, el cuento que escogí os lo pongo más abajo, la verdad que lo elegí
por la mañana y el motivo por lo que me interese fue porque vi en la tele una película
sobre los villanos de los cuentos y vi un enano y no sabía de que cuento era
asique cogí el libro de los hermanos Grim y lo busqué, me lo aprendí de memoria
o por lo menos los puntos importantes (menos el nombre) el cuento es el
siguiente:
RUMPELSTILTSKIN
Cuento
de los Hermanos Grimm “RUMPELSTILTSKIN”
Había
una vez un molinero pobre que tenía una hija muy hermosa. Un día sucedió que
tenía que ir a hablar con el rey, y para parecer más importante le dijo:
-
Tengo una hija que puede hilar la paja y convertirla en oro.-
-
Esa es una habilidad que me complace, - le dijo el rey al molinero - si tu hija
es tan lista como dices, tráela mañana a mi palacio y lo comprobaremos. -
Cuando
trajeron a la muchacha, el rey la llevó a una habitación llena de paja, le dio
una rueca y una bobina y dijo:
-
Ponte a trabajar, y si mañana por la mañana no has convertido toda esta paja en
oro durante la noche, morirás. -
Entonces
él mismo cerró la puerta con llave, y la dejó sola. La hija del molinero se
sentó sin poder hacer nada por salvar su vida. No tenía ni idea de cómo hilar
la paja y convertirla en oro, y se asustaba cada vez más, hasta que por fin
comenzó a llorar.
Pero
de repente la puerta se abrió y entró un hombrecillo:
-
Buenas tardes señorita molinera, ¿por qué estás llorando tanto? -
-
¡Ay de mí!, - contestó la chica - tengo que hilar esta paja y convertirla en
oro pero no sé cómo hacerlo.
-
¿Qué me darás - dijo el hombrecillo - si lo hago por ti? -
-
Mi collar. - dijo ella.
El
hombrecillo cogió el collar, se sentó en la rueca y whirr, whirr, whirr tres
vueltas y la bobina estaba llena.
Puso
otra y whirr, whirr, whirr tres vueltas y la segunda estaba llena también. Y
siguió así hasta el amanecer, cuando toda la paja estaba hilada, y todas las
bobinas llenas de oro.
Al
despertar el día el rey ya estaba allí, y cuando vio el oro quedó atónito y
encantado, pero su corazón se volvió más avaricioso. Llevó a la hija del
molinero a otra habitación mucho más grande y llena de paja, y le ordenó y le
ordenó que la hilara en una noche si apreciaba su vida.
La
chica no sabía que hacer, y estaba llorando cuando la puerta se abrió de nuevo.
El hombrecillo apareció y dijo:
-
¿Qué me darás si hilo esta paja y la convierto en oro? - preguntó él.
-
El anillo que llevo en mi dedo. - contestó ella.
El
hombrecillo cogió el anillo, y empezó otra vez a hacer girar la rueca, y por la
mañana había hilado toda la paja y la había convertido en brillante oro. El rey
se regocijó más allá de toda medidas cuando lo vio. Pero como no tenía
suficiente oro, llevó a la hija del molinero a otra sala llena de paja aun más
grande que la anterior, y dijo:
-
Tienes que hilar esto en el transcurso de esta noche, si lo consigues serás mi
esposa. -
"A
pesar de ser la hija de un molinero, " pensó, " no podré encontrar
una esposa más rica en el mundo. "
Cuando
la chica se quedó sola el hombrecillo apareció por tercera vez, y dijo:
-
¿Qué me darás si hilo la paja esta vez?. -
-
No me queda nada que darte. - respondió la muchacha.
-
Entonces prométeme, que si te conviertes en reina, me darás tu primer hijo. -
"
Quién sabe si eso ocurrirá alguna vez. " pensó la hija del molinero. Y no
sabiendo como salir de aquella situación le prometió al hombrecillo lo que
quería. Y una vez más hiló la paja y la convirtió en oro.
Cuando
el rey llegó por la mañana, y se encontró con todo el oro que habría deseado,
se casó con ella y la preciosa hija del molinero se convirtió en reina.
Un
año después, trajo un precioso niño al mundo y en ningún momento se acordó del
hombrecillo. Pero de repente vino a su cuarto y le dijo:
-
Dame lo que me prometiste. -
La
reina estaba horrorizada y le ofreció todas las riquezas del reino si le dejaba
a su hijo. Pero el hombrecillo dijo:
-
No, algo vivo vale para mí más que todos los tesoros del mundo. -
La
reina empezó a lamentarse y a llorar, tanto que el hombrecillo se compadeció de
ella:
-
Te daré tres días, - dijo - si para entonces has descubierto mi nombre,
entonces conservarás a tu hijo. -
Entonces
la reina pasó toda la noche pensando en todos los nombres que había oído, y
mandó un mensajero a lo ancho y largo del país para preguntar por todos los
nombres que hubiera. Cuando el hombrecillo llegó al día siguiente, empezó con
Gaspar, Melchor, Baltazar... Dijo, uno tras otro, todos los nombres que sabía,
pero en cada uno decía el hombrecillo:
-
Ese no es mi nombre. -
En
el segundo día había preguntado a los vecinos sus nombres, y ella repitió los
más curiosos y poco comunes:
-
Quizá tu nombre sea Pata de Cordero o Lazo Largo. -
Pero
siempre contestó:
-
No, ese no es mi nombre. -
Al
tercer día el mensajero volvió y dijo:
-
No he podido encontrar ningún nombre nuevo. Pero según subía una gran montaña
al final de un bosque, donde el zorro y la liebre se desean las buenas noches.
Allí vi aun hombrecillo bastante ridículo que estaba saltando. Dio un brinco
sobre una pierna y gritó:
"Hoy
hago el pan, mañana haré cerveza,
al
otro tendré al hijo de la joven reina.
Ja,
estoy contento de que nadie sepa
que
Rumpelstiltskin me llamo."
Podéis
imaginar lo contenta que se puso la reina cuando escuchó el nombre. Y cuando al
poco rato llegó el hombrecillo y preguntó:
-
Bien, joven reina ¿Cuál es mi nombre?. -
La
reina primero dijo:
-
¿Te llamas Conrad? -
-
No. -
-
¿Te llamas Harry? -
-
No. -
-
¿Quizá tu nombre es Rumpelstiltskin? -
-
¡Te lo ha dicho el demonio! ¡Te lo ha dicho el demonio!, gritó el hombrecillo.
Y en su enfado hundió el pie derecho en la tierra tan fuerte que entró toda la
pierna. Y cuando tiró con rabia de la pierna con las dos manos se partió en
dos.
Fin
Cuando lo conté mis
compañeras me evaluaron y me dijeron los puntos que me habían faltado o tenía
que mejorar, uno de ellos es el final
(tengo que hacer una adaptación). Para empezar me dijeron que tengo que hacer
una introducción, otra el nombre del enano lo podía cambiar por saltarín (su
nombre no me entraba si hubiera sido la reina me hubiera quedado sin hijo…XD)
entre otras cosas, yo me note que me aceleraba en algunos puntos (no puedo
evitarlo me pongo nerviosa cuando me están evaluando) por lo que tengo que
tranquilizarme y darle más emoción a los silencios, las pausas…
La segunda vez que lo hice,
con otro grupo, procure corregir mis errores anteriores y me dijeron que no me
supiera tan de memoria el cuento, algo gracioso porque me había inventado
muchas partes, pero yo creo que dio esa sensación porque lo dije muy
seguido como si estuviera recitando algo
de memoria, y también me dijeron que el final era muy chocante que tendría que
cambiarlo.
Esta actividad ha sido
muy divertida y muy enriquecedora puesto que hemos aprendido otras estrategias,
además de ir viendo nuestros propios errores, que solo se podrán superar con la
Praxis.
Web utilizada:
Perfecto.
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